De cómo nos vemos cuando nos vamos y también cuando volvemos. Los que se quedaron dicen que somos los mismos pero no, estamos cambiados... Y ellos también. Reflexiones de una chica que volvió a su terruño pero que, sin embargo, sigue en tránsito perpetuo. En este espacio todo vale, menos quedarse quieto…

miércoles, 24 de marzo de 2010

De bicentenarios y putas

¿Qué espera la puta?
¿A quién?
Recostada en la barra de un cabaret de mala muerte, juguetea con la colilla de un cigarro manchado de rouge. Tiene la mirada perdida, extasiada en un recuerdo… O en un olvido, quien sabe.
Usa peluca. Una melena rubia le cae sobre los hombros. Está mal acomodada sobre su cabeza y se pueden ver las canas que se le escapan de las sienes. Es que tiene muchos, muchos años. La puta huele a campo y a montaña, a riachuelo y a paco; y tiene la piel curtida por las cuatro estaciones. Sus ojos -mal delineados y con el rimel corrido- muestran una tristeza inabarcable.
¿Qué siente la puta?
Por su cama pasaron todos: indios, virreyes, curas, militares, aristócratas, villeros, intelectuales, artistas, buscavidas, empresarios y empleados administrativos. A muchos les dio placer, a algunos les vaticinó desgracias y otros se aprovecharon de ella y le dejaron el cuerpo y el alma hechos añicos. Pero ahí sigue la puta, firme como siempre, acodada en la barra. Fuma y espera.
¿Extraña la puta?
Tuvo muchos hijos, pero algunos se le fueron lejos, ya no la visitan y disfrutan de otras putas. Pero a ella no le importa y, aunque los extrañe, prefiere que sus hijos se forjen el futuro donde sea, como sea, a cualquier precio. Quizás siente que ya no tiene nada para darles y se pregunta: ¿Qué se puede esperar de una madre puta?
De golpe, deja de soñar despierta. El Barman del cabaret la saca de su letargo con un silbido y le hace un guiño con la cabeza.
Ella mira a su alrededor y ahí lo ve. Y aunque hace años perdió el porte, las mañas siguen intactas.
-Hola, amor ¿Me invitás un trago?
-...
-Soy una chica mala y no sé qué quiero ser cuando sea grande. Me llamo Argentina. ¿Me querés enseñar?

("Ramona espera", de Antonio Berni
Collage sobre madera, 1962)

1 comentario:

  1. Las putas no son reconocidas por toda la labor que realizan a servicio de nuestra sociedad, deberiamos eregirles un monumento en cada capital del mundo. Suerte.
    http://basurerousurero.blogspot.com/2009/05/carta-las-meretrices.html

    ResponderEliminar