De cómo nos vemos cuando nos vamos y también cuando volvemos. Los que se quedaron dicen que somos los mismos pero no, estamos cambiados... Y ellos también. Reflexiones de una chica que volvió a su terruño pero que, sin embargo, sigue en tránsito perpetuo. En este espacio todo vale, menos quedarse quieto…

jueves, 12 de julio de 2012

Rolinguismos

Ellos saben que es sólo Rock and Roll
Pero lo aman...
Entonces se enfundan en esos jeans rotos,
Se calzan la campera más ceñida
Y se ajustan las Topper.
Ella se plancha el flequillo,
Él se ata el pañuelo-torniquete,
Y los dos se acomodan -como crucifijo- la lenguita al cuello.
La tribu urbana los espera, los reclama.       
Ellos sienten simpatía por el diablo,
no pueden tener satisfacción 
y algunas veces todo lo pintan de negro.
Sin embargo no paran, 
Van sobre caballos salvajes
derribando montañas de azúcar marrón,
sin lágrimas, sobre calles de amor.
Quieren encenderse y jugar con fuego 
Pero la lluvia cae...
Aunque hoy nada les importa.
Porque a pesar de no tener siempre lo que quieren
Algunas veces lo logran,
a puro dogma rolinga de rock.




miércoles, 4 de julio de 2012

"Años de soledad"

De una y mil formas me imaginé siempre cómo Astor Piazzolla y Gerry Mulligan grabaron "Reunión cumbre".

 Dicen por ahí que fue en 1974 y que el saxofonista barítono oriundo de New York convocó al bandoneonista argentino. Pero eso es un dato duro para mí.

 Yo alucino con el encuentro, con la primera vez en el set de grabación. Me entrego a imaginarlos pariendo los temas, en medio de charlas, humo y bebidas. Los pienso discutiendo, elogiándose mutuamente y viviendo -cada uno por su lado- la pasión en la cabeza y en la piel de escuchar al otro. De sentir al otro en el alma.

 Un Gerry de 47 años y melena de león se contornea con su saxo barítono esquivando la melodía triste.

Astor, por su parte, irrumpe para desbaratarlo todo bordeando la belleza con un fueye sabiondo. Ya tiene 53 años y pareciera que si se suelta del bandoneón, se va volando...

 Pero no. Ahí están y allí estarán siempre. "Años de soledad" es uno de los temas que más me gustan porque siento que es muchas cosas juntas. El disco lo compré en Buenos Aires, en los años noventa (ellos lo grabaron cuando yo tenía 2 años).

La primera vez que lo escuché lloré de nostalgia. Me sentí exiliada, carente de mate y de adoquín. Extrañé sin irme. Una locura tremenda.

Del 2001 al 2006 la cosa se puso densa. Escuché "Años de soledad" miles de veces y ahí lloré con causa: Vivía en México y extrañaba como loca el mate compartido y todas esas cosas que se quedan irreversiblemente lejos cuando uno se va.

 Desde 2007 estoy de vuelta. Sin embargo y aunque haya vivido y entendido la nostalgia, "Años de soledad" me hace llorar hoy como ayer. Como siempre. La escucho y pienso en en el mate, el adoquín, dormir en hamaca, el mar mexicano, la cerveza yucateca compartida y todo se me hace un lío de nostalgia en la cabeza y en el cuore. Un bardo sin sentido.

 Hoy hace 20 años que Astor se murió. Mi hija me ve llorar mientras escucho "Años de soledad" y me pregunta qué me pasa. No puedo decirle que extraño porque no es cierto, sin embargo este tema me hace sentir "como vaca sin cencerro". Pero como esto es demasiada información para una nena de seis años con una madre perdida, sólo le digo:

  "A veces la música emociona. Algún día te va a pasar".

 Y ahí me quedo extraviada un tiempo.
 En mitad de la nada.
Durante años.
De soledad.