De cómo nos vemos cuando nos vamos y también cuando volvemos. Los que se quedaron dicen que somos los mismos pero no, estamos cambiados... Y ellos también. Reflexiones de una chica que volvió a su terruño pero que, sin embargo, sigue en tránsito perpetuo. En este espacio todo vale, menos quedarse quieto…

lunes, 14 de febrero de 2011

Fe en vos


"Tal como aquí te pinto
Tal te han visto mis ojos"

José Martí (fragmento de Ismaelillo)

Hoy nos dormimos a la madrugada porque tu hermano se negaba a entregarse a los brazos de Morfeo. A eso de las 3 a.m., cuando vencimos su sueño, entré en tu cuarto. Dormías profundamente.
Tenías las manos sobre la panza y las piernas afuera de las sábanas. Igual que como duerme tu papá.
Estás grande y larga.
Creciste de golpe, hace un mes y medio, cuando nació Martín. Antes estábamos acostumbrados a ver dormir a un bebé, vos. Ahora miramos la cuna y después tu cama y nos topamos con una gigante. Todavía nos cuesta creerlo.
Verte dormir me da serenidad.
Tu expresión es de paz y también un poco de sabiduría. Por eso, espantada del insomnio de tu hermano, me refugio en vos. Quiero zambullirme en la calma de tu lecho, olerte el pelo y dormirme, borracha de vos.
Cuidadosamente te besé la sien y vos respiraste profundamente. Creo que me oliste porque, sin abrir los ojos, me tocaste la cara, me reconociste y me hiciste la misma pregunta de todo el día:
-“Mami, ¿Cuándo salga el sol ya voy a tener cinco años?”
Te volví a besar la sien y te contesté:
-“Si mi amor, así será”.
Hoy el sol salió más bello que nunca y yo me siento una mujer afortunada.
Es cierto, hay días en las que me espantan muchas cosas, extravío la paciencia a la vuelta de la esquina y se me borra la sonrisa como por arte de magia. Y me siento amargada, que es una mezcla letal de vejez, cinismo, hartazgo y escepticismo.
Entonces, como José Martí hace con su Ismaelillo, te veo crecer y me atrapa un optimismo desbordante porque, al decir del poeta cubano, “También tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti”.
¡Gracias Coquito hermosa por existir y feliz cinco años, mi amor!