De cómo nos vemos cuando nos vamos y también cuando volvemos. Los que se quedaron dicen que somos los mismos pero no, estamos cambiados... Y ellos también. Reflexiones de una chica que volvió a su terruño pero que, sin embargo, sigue en tránsito perpetuo. En este espacio todo vale, menos quedarse quieto…

viernes, 27 de mayo de 2011

Con la Reina Batata de fondo


“Estaba la Reina Batata
Sentada en un plato de plata”
Y vos me mirás, como nadie jamás
Y mi corazón no puede más

De amor estoy toda llenita
Lo siento, me late, se escurre
Te miro a vos, mi gran primor
Sos todo un melocotón

Hace cinco meses naciste
Grandote, rosado, chimuelo
Martín te llamás, mi gran titán
Y siempre sos felicidad

Pipino también te decimos
Papúm, Chipolati y piscuís
Y vos reís, como un loquín
Le pido a Dios que siempre sea así

Tus manos son alas que vuelan
Tus pies ya sueñan con carreras
Tus ojos bucean en mi corazón
A mi me da un pasón de amor

Tu cara apoyada en mi pecho
Tu mano se agarra a la mía
Siempre estaré para vos Martín
Nunca lo olvides chiquitín

La rima salió medio fea
Pero el sentimiento es la neta
Te amo Pipino, mi gran campeón
Nunca lo olvides corazón

“La música calma a las fieras”
Y eso realmente no es cuento
Vos ya dormís como un lirón
“Y esta canción se terminó.”

(Gracias María Elena Walsh)

lunes, 16 de mayo de 2011

Pasajero en trance

“Un amor real
Es como dormir
Y estar despierto”

(Charly García)


Hace un año que Gustavo Cerati duerme.
Los médicos dicen que tuvo un accidente cerebro vascular que lo mantiene hasta hoy inconsciente, en estado de coma.
Yo prefiero pensarlo dormido, lejano pero presente, con el alma de viaje y en tránsito perpetuo por la Ciudad de la Furia.
...Hombre alado, dormido al calor de las masas...


miércoles, 6 de abril de 2011

Barranquillera en casa

Ellos fueron los culpables de que Shakira entrara en mi casa.
El día que mi hermana, mi cuñado y mis dos sobrinos cruzaron la puerta de mi morada tarareando como autómatas: “Soy loca con mi tigre, loca, loca, loca”, yo vi que a Julia se le iluminaron los ojitos.
Y lo peor de todos es que la chingada colombiana ya está instalada y no se quiere ir.
Ojo, no es que yo sea xenofóbica (nadie menos que yo, por favor, ¡somos una familia policultural!), pero no la quiero en casa, me niego a convivir con ella, me rehúso a ver la ilusión de mi hija por la parda esta. No quiero, no, no, no….
Pero tengo las manos atadas.
Desde aquella tarde, Julia copió la tarareada de sus tíos y primos en su disco rígido. Era domingo y, para cuando ellos se fueron, ya la había olvidado. Piuf, respiré.
Sin embargo, volvió al otro día del jardín “reloaded” con Shakira. Y a la de “Loca” le agregó la de “Waka, Waka”, que bailan en los cumpleaños de peloteros.
Como sabe que no tenemos CDs de la colombiana en casa, pidió: “Mami poné en la compu las canciones de Shakira, dale, dale, dale, dale, dale”.
Puede ser agobiante cuando quiere. “Seguidora como perro de sulky”, como decimos en mi tierra. Entonces tecleé Youtube y esa fue MI perdición.
La chiquita se puso a bailar y cantar cual posesa. Sin parar. Se disfrazó, se perdió en el pasillo que va al baño y regresó –una y otra vez- con variadas coreografías.
"¿Por qué no te gusta Shakira, mami?", me pregunta. Le explico que prefiero otra música, le doy ejemplos, le canto, le muestro videos en Youtube (a ella también le gustan las canciones de María Elena Walsh y Luis Pescetti), la paseo por algo de rock –nacional e internacional- baila conmigo, todo está bien, pienso que se olvidó de Shakira por un rato hasta que:
“Bueno, ahora poné la de Waka-Waka otra vez, ¿dale?”, me ordena con extraordinaria simpatía.
A Alejo Bayote, el padre de la niña, tampoco le cae bien la colombiana y, directamente, se rehúsa a sintonizar el Youtube para que Julia baile. A mi me parte el alma porque ella lo mira y le dice: “Yo sé que no te gusta papi, pero ¿Viste qué bien baila Shakira?
¿Por qué nadie nos explicó que la paternidad traía consigo estas cosas tan complicadas?
¿Qué se hace, qué se dice?, ¡¿Dónde?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Cómo?!
Julia pregunta si Shakira existe realmente, cómo es, dónde vive, cómo aprendió a bailar y a cantar… Está fascinada con la barranquillera. Además le dice “Iakira”, en lugar de “Shakira”. Le pregunté porqué y me contestó: “Yo le digo así porque soy mexicana, mamá”.
Me pregunto ¿Quién soy yo para quitarle la ilusión a Julia?
Ella no sabe del pasado de Shakira, del romance con el cara de torta de De la Rúa, del bombardeo mediático del nuevo amorío con Piqué, de Shakira cantándole a los gringos en su idioma, moviendo las caderas como desquiciada creyendo así que –ilusamente- se es más latina.
No, Shakira, la cosa no es así, estás “epivocada” (como decía mi sobrino Mateo a los tres años). Tendrás muchos premios, te seguirá mucha gente pero eso no te hace mejor música ni mucho menos más latinoamericana. Lo que hacés hoy en día es un híbrido que a mi personalmente, como sudaca igual que vos, no me identifica en lo más mínimo. Y tampoco me gusta.
Ojo, debo confesar que por allá del año 2000 le regalé a mi hermana Sole “¿Dónde estás los ladrones?” y más de una vez bailamos juntas a tu ritmo, pero eso se terminó, ya pasó mucho agua debajo del puente y, cómo dice el tango: “Ya no sos mi margarita, todos te dicen Margot”.
¿Tiene que saber Julia, a los cinco años, todo esto? No, definitivamente no. Así que, muy a mi pesar y mientras ella lo pida, teclearé la dirección web de Youtube, escribiré en el buscador “Shakira” y disfrutaré emocionada de la energía desbordante de mi niña, al ritmo del Waka-Waka.

viernes, 18 de marzo de 2011

Te canto las 39

Con la mirada torva
de ojotes congestionados,
la cabellera piojosa,
los pezones agrietados.
Aunque me sobren kilitos
del nacimiento del niño,
poca mella ya me hacen
esas cuestiones de facha,
prefiero lucir entera
de la cabeza pá dentro
Y no casi convertida
en la bruja Cachavacha.
No quiero ser una mina
amargada y criticona,
con el rictus para abajo
y la espalda jorobada
de tanta chinga que carga
eso sí es una cagada.
Por eso hoy 18
que cumplo los 39,
a un paso de los 40
y con casi medio siglo,
no es que me sienta la Bündchen
Ni mucho menos la Woolf.
Quiero estar bien relajada
con las antenas atentas
a todo aquello presente
que me de felicidad.
De lo pasado he aprendido
y lo futuro me pica
con tanta saña malsana
que la ansiedad me carcome,
pero hay que bajar un cambio
eso es lo aconsejable.
Y así voy por la vida
empujada por el viento
en puro “Tránsito perpetuo”
como dice por ahí un blog.
Junto a un tipo que merece
de mi todos los piropos,
una niñita de cinco
de la que estoy “‘namorada”
y otro aún más pequeñito
que ya me mira embobado.
Un Bayote, un Coquito
y un Pipino del amor
¿Qué más pedirle a la vida?
Mucho más, de eso no hay duda
pero como cantaba un tal Piero
hay que ir “Manso y tranquilo”
pa`disfrutar de lo lindo
y aprender de lo feo.
Por lo pronto hoy me tomo
un vinito a mi salú
y que se vayan las penas
a ladrarle a otro perro...

(La ilustración es de Cebolla)

lunes, 14 de febrero de 2011

Fe en vos


"Tal como aquí te pinto
Tal te han visto mis ojos"

José Martí (fragmento de Ismaelillo)

Hoy nos dormimos a la madrugada porque tu hermano se negaba a entregarse a los brazos de Morfeo. A eso de las 3 a.m., cuando vencimos su sueño, entré en tu cuarto. Dormías profundamente.
Tenías las manos sobre la panza y las piernas afuera de las sábanas. Igual que como duerme tu papá.
Estás grande y larga.
Creciste de golpe, hace un mes y medio, cuando nació Martín. Antes estábamos acostumbrados a ver dormir a un bebé, vos. Ahora miramos la cuna y después tu cama y nos topamos con una gigante. Todavía nos cuesta creerlo.
Verte dormir me da serenidad.
Tu expresión es de paz y también un poco de sabiduría. Por eso, espantada del insomnio de tu hermano, me refugio en vos. Quiero zambullirme en la calma de tu lecho, olerte el pelo y dormirme, borracha de vos.
Cuidadosamente te besé la sien y vos respiraste profundamente. Creo que me oliste porque, sin abrir los ojos, me tocaste la cara, me reconociste y me hiciste la misma pregunta de todo el día:
-“Mami, ¿Cuándo salga el sol ya voy a tener cinco años?”
Te volví a besar la sien y te contesté:
-“Si mi amor, así será”.
Hoy el sol salió más bello que nunca y yo me siento una mujer afortunada.
Es cierto, hay días en las que me espantan muchas cosas, extravío la paciencia a la vuelta de la esquina y se me borra la sonrisa como por arte de magia. Y me siento amargada, que es una mezcla letal de vejez, cinismo, hartazgo y escepticismo.
Entonces, como José Martí hace con su Ismaelillo, te veo crecer y me atrapa un optimismo desbordante porque, al decir del poeta cubano, “También tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti”.
¡Gracias Coquito hermosa por existir y feliz cinco años, mi amor!

jueves, 6 de enero de 2011

Jamaica no problem



El 1 de enero de 2011 me desperté con el pendiente.
Con el sueño interrumpido, me senté en la cama de un saltito y le dije a Alejo Bayote:
“Uy, este fin de año me olvidé de quemar la lista de cosas que no quiero para 2011”.
Abriendo apenas el ojo izquierdo, me respondió con la mitad de la boca hundida en la almohada:
“No importa, ya no lo necesitas hacer, ¡Qué bueno!”.
¿Sería algo bueno?

Dicen que el fuego purifica. Entonces, desde hace una década y cada fin de año, hago una lista de cosas que quiero que se vayan con el año viejo. Por ejemplo, una “clásica” de mi listado es la “ansiedad”, mal que me acompaña desde que tengo uso de razón y que, recién con los años, la experiencia adquirida y unas cuantas horas de terapia, intento controlar.

Pero este año no. Ni se me cruzó la idea del listado por la cabeza. Es que el año viejo se vino con todo para nosotros y terminó con broche de oro: el nacimiento de Martín –el 27 pasado- nuestro segundo hijo y hermano menor de Julia, de casi cinco años.

O sea, para vísperas de Año Nuevo, mi mente estaba envuelta en una vorágine de pañales cagados, excesiva oferta de leche materna para la libre de demanda de Martín, de sólo cuatro días, pedidos de Julia, cena, baño, agua, calor…¿¡Cómo me iba a acordar de la listita?!

Y entonces sonaron las 12 de la noche. Los hijos –niños de sueño pesado- dormían a pesar de los cohetes y fuegos artificiales, y Alejo y yo salimos al balcón, a ver el espectáculo de luces. El cielo de Villa Pueyrredón se había puesto de día, lleno de colores chillones. Brindamos con un vasito de champagne, emocionados hasta la risa porque las burbujas se me fueron por la nariz luego de emotivo discurso por la vida juntos, el amor, los hijos y lo que vendrá.

Entonces y a la mañana del año nuevo, entendí porque se me olvidó la listita.

Ya no quiero quemar cosas feas, prefiero aprender a vivir con ellas porque forman parte de mí, aunque me pese.

Y ahora quiero despertarme todas las mañanas con un reggae en la cabeza (Escuchen “Percussion baby”, tema de Luca Prodan, ¿no les suaviza la vida?).

También quiero aprender a no “ahogarme en un vaso de agua” porque, en el fondo, sólo sentimos la sensación de ahogo, porque el agua nunca pasa del cuello y siempre, siempre baja.

Quiero quitarme años de encima, pero no con una cirugía. Prefiero hacerme chiquita como Julia y como Martín, para volver a ver la vida con los ojos de un bebé y de una niña.

Y quiero sentir como ayer y como hoy que Bayote es el mismo tipo que conocí hace casi 11 años, -que es un montón de tiempo por cierto- pero a la vez “parece que fue ayer”… Esa cosa mágica que tiene el amor, dicen…

También quiero hacer cosas que me hagan feliz, disfrutar más de todo, porque si yo estoy bien, estaré bien con el resto. Quiero, en definitiva, que la EMPATÍA sea una de mis palabras preferidas y más usadas en 2011.

Así que adiós listita y bienvenido ese reggae de paz y amor cada amanecer.
Y si me olvido, háganmelo saber.

Chau, me voy a ver si los Reyes se comieron el pasto y se tomaron el agua que dejamos anoche en el balcón de nuestro cuarto piso :)