De cómo nos vemos cuando nos vamos y también cuando volvemos. Los que se quedaron dicen que somos los mismos pero no, estamos cambiados... Y ellos también. Reflexiones de una chica que volvió a su terruño pero que, sin embargo, sigue en tránsito perpetuo. En este espacio todo vale, menos quedarse quieto…

martes, 11 de mayo de 2010

Hermanos cuervos

En Argentina es complicado ser hombre y que no te guste el fútbol. Y eso Alejo Bayote lo sabe en carne propia.
En su México natal, el yucateco entendía la pasión que se vive por el “soccer” pero nunca la sintió a flor de piel. Es más, se consideraba un ser apático y sin nexo alguno con el deporte del balón, y alguna vez alguien lo escuchó gritar a los cuatro vientos que el fútbol debía catalogarse en su tierra de temperaturas extremas “como un deporte de alto riesgo o como una putada del destino”.
Sin embargo, desde que llegó a Argentina su situación había cambiado. No es que se sintiera marginado por no ser fanático de tal o cual equipo, pero más de una vez lo miraron raro cuando lo invitaron a jugar al fútbol y alegó falta de condición física, interés o de botines (lo cual significa lo mismo); o cuando prefirió pasear un domingo en familia en lugar de ver un clásico por la tele.
Igualmente la vida de Bayote transcurría sin pena ni gloria y el tema fútbol no le quitaba el sueño, hasta que alguien lo puso contra las cuerdas.
Hace unos meses su pequeña retoña comenzó a perseguirlo por la casa con una pregunta constante: “¿Papi, vos de qué cuadro sos?”. Vale aclarar que, como parte de una forma de identificación y pertenencia a un grupo, a cierta edad los niños/as sudacas necesitan “ser” de tal o cual equipo de fútbol, en un principio del mismo equipo del padre de la familia. De ahí la necesidad imperiosa de la pequeña de identificarse con su progenitor, para luego armar un nexo con el resto de su pequeño universo.
Si la niña Bayote lo seguía por la casa con la pregunta punzante, el yucateco le cambiaba de tema, trataba de comprar el silencio de la inquisidora con dulces o directamente se hacía el muerto cuando ella se acercaba.
Pero nada servía. Entonces Bayote se sentó en pose de Pensador de Rodin y arrancó con sus cavilaciones sobre el fútbol. Estuvo así dos días corridos, sin comer y sin dormir. Luego de tamaño sacrificio llegó a profundas conclusiones. Lo primero que hizo fue descartar a Boca y a River.
El equipo Xeneize lo hartaba con eso de que “son un sentimiento”, “la mitad más uno”, y demás. A Bayote le molestaba que se sintieran "adictos a la victoria".
El equipo millonario le era totalmente indiferente y sólo le caía bien el estadio Monumental, donde cumplió su sueño dorado de ver a Soda Stereo. Con eso terminaba su pasión gallina.
Entonces pensó en el tango… “En San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido…”; en el concepto del barrio porteño que tanto lo seduce y en dos colores que siempre llevó en el corazón sin saber hasta ahora porqué: el azul y el granate. Ahí se hizo la luz y apareció San Lorenzo de Almagro.
Eduardo Galeano dice que el fútbol bien jugado es una hermosa fiesta de los ojos que lo miran y de las piernas que lo juegan, una pasión humana que merece ser vivida. A Bayote la idea le inquietó el espíritu.
Fue así como se acercó a su compañero y periodista, cuervo desde la cuna, Eduardo Bejuk y le preguntó: Flaquito, ¿Qué es San Lorenzo?. El argentino, feliz de la vida con la pregunta, le respondió: “Vamos a la cancha el domingo para que vos lo vivas”. Y así fue.
Lo que Alejo Bayote vivió hace unos domingos atrás, en el estadio de San Lorenzo, cuando su equipo derrotó 3 a 0 a Huracán (partido superclásico), es algo que atesorará para siempre en su alma.
Eduardo, el flaquito, el hermano cuervo de Bayote de ahora en más y de por vida es, además de fanático de El Ciclón, periodista y escritor. Cuando le pedí que me contara con sus palabras qué vivió para él Bayote en el estadio, me envió el texto que a continuación copio, envuelto en una bandera azul y granate, que llegó volando una noche fria y estrellada y entró por la ventana de mi casa. Imposible no dejarlo textual:
"San Lorenzo, le quise explicar a Bayote sin explicárselo, no es un club de fútbol. Es el chori que nos comimos de parados, mientras la hinchada acomodaba los bombos al lado nuestro, mientras hablábamos de la vida y el sol nos pegaba en la frente. Es meternos en medio de la murga, donde nadie es rico ni pobre, alto ni bajo, gordo o flaco. Somos voces, multiplicadas para ser una, alegres de pura alegría. Saltamos (Alejo incluido). Agitamos las manos. Tenemos aguante. Aguante porque no nos importa si vamos a ganar o perder (de hecho, el Ciclón se arrastra entre los últimos puestos de la tabla), si juega Messi o nuestro amado Bernie Romeo (menos sutil que el tal Messi, pero con unos huevos que ni te cuento), si somos campeones o últimos. Importa que estamos ahí, en las buenas y en las malas, armando un carnaval inédito, contando nuestra historia de 100 años. San Lorenzo también es esa lluvia de papelitos que amanecen desde nuestras manos (un pibito le alcanzó un piloncito a Alejo), son los globos azules y rojos que inflamos, son las banderas gigantes (telones, en nuestro argot) que descienden y nos tapan las cabezas. Es el ingenio de los cantitos improvisados (y una nueva sonrisa, y vaya si valoro sonreír), es el primer gol a los Quemeros, el abrazo con Alejo, ahora mi hermano, más hermano que nunca, vamos mexicano carajo que esta tarde les rompemos el... Bueno. Es todo eso. Compartir un sentimiento tan puro que, dicta el código inquebrantable, supera el amor por la mismísima novia, de la cual se puede prescindir en cualquier momento y sin el más mínimo atisbo de culpa. Pero de los colores no. De eso no se prescinde. Eso no se cambia nunca. De la cuna hasta el cajón, cantan los muchachos, trepados al paravaalanchas y sudando su aliento. Para el tercer gol, Alejo ya terminó de entender. Y él mismo salta (hay que saltar/hay que saltar/el que no salta/es de Huracán), revolea la camiseta, se compra un souvenir para sobornar a algún sobrinito indeciso y... es feliz. Qué lo parió”.
Aunque los días pasaron, el yucateco todavía se emociona cuando piensa en la hinchada que lo abrazó, que lo recibió feliz a golpe de bombo y que hizo que su corazón cante, sin importar nacionalidad, bandera ni cultura. Y ahora la hija de Bayote ya está tranquila y se pasa el día dibujando escuditos con forma de corazones, a vivas rayas azules y granates.

3 comentarios:

  1. Yo como Bayote (el de antes del San Lorenzo) no siento el fútbol en la piel... de hecho me produce comezón, urticaria, ¡¡¡melanoma!!!... el fútbol en México es una enfermedad destructiva que embota las mentes y disfraza la mediocridad de un país que aspira a ser lo que de antemano sabe que no será... el fanático mexicano sigue a su selección en el Mundial porque sabe que va a perder, y eso lo deja cómodo en su viejo sillón del "lo ven, así somos" y se acomoda más en su mediocridad. Si México ganara el Mundial sería un fuerte golpe para los millones de frustrados futbolistas de vientre abultado de cerveza y botana que se quedarían sin su pretexto para no ser mejores... el fútbol en México no es como en Argentina, Brasil o España... el fútbol en México es... es... es nada. Un saludo de Angel Rivera... Yoliiiiii

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  2. jajajaj que grande Angel Rivera!

    El futbol en la Argentina paraliza todo.
    Si hay campeonato.. se presenta un superclasico y ufff salis a la calle y nadie.. ni las moscas.. todos adentro o en algun bar viendo el partido
    Si es la copa del mundo.. (genealmente dia de semana) he visto a la gente salir corriendo del trabajo/facultad/escuela lo que sea para ver el partido..
    y si hablamos del mundial.. la gente se levanta a las 3 de la mañana si los horarios nos quedan "cruzados"
    El problema es que al argentino le gusta TODO el futbol.. ve y opina sobre el futbol de todo el mundo... es enfermito en la materia..
    soy de san lorenzo.. fui a la cancha muchas veces.. llore.. me rei.. me dio pena y satisfaccion.. hasta que entendi el negocio que habia detras de mis lagrimas y sonrisas.. y ya ni se quien es titular..


    Me encanto Ceci.. realmente.. te mestiste en un tema que sabes que llega..

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  3. simplemente maravilloso...(lograste que entienda la cultura bloggera...)un placer de lectura...

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