De cómo nos vemos cuando nos vamos y también cuando volvemos. Los que se quedaron dicen que somos los mismos pero no, estamos cambiados... Y ellos también. Reflexiones de una chica que volvió a su terruño pero que, sin embargo, sigue en tránsito perpetuo. En este espacio todo vale, menos quedarse quieto…

martes, 9 de febrero de 2010

Mujer mimo


¿Cómo hace para no salir volando?
Brevísima ella, parada en la esquina de 25 de Mayo y Balcarce, se aferra estoica a su metro y medio y a sus 40 kilos (¿42, 45?). Reparte sin cesar miles de diarios gratuitos "El Argentino", escritos por la troupe de Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de los argentinos.
Dos moles históricas le hacen sombra a la pequeña mujer. De un lado la Casa Rosada, del otro el Banco Nación. Y ella ahí, en el medio, en un intento constante de no volarse entre tanta correntada de aire, que en invierno la congela y en verano le quema las mejillas.
Pobre niña-mujer, qué trabajo te ha tocado ¿No te das cuenta de que te equivocaste de oficio? Si parecés un mimo, una Marcel Marceau en versión sudaca, anémica, de ojos tristísimos.
La pequeña mujer hoy viste una pollera hippie, remera azul del Diario y botas de invierno. Son las 8:15 horas y hace 33 grados. Otras veces la he visto con pantalones cortos. Nunca de Jeans.
Me acerco a ella como todas las mañanas. Me regala -como siempre- su sonrisa silenciosa, de dientes parejos y ojitos caídos. Me extiende la mano y me da El Argentino. Le digo gracias. Ella baja la vista y, como un trompo a punto de volarse, hace una maniobra sin guantes blancos y entrega otro El Argentino a un chico de camisa y cobarta, lleno de piercings.
Temo que este invierno sea más crudo que el del año pasado. Temo llegar una mañana oscura a la esquina de 25 de Mayo y Balcarce y encontrar un reguero de El Argentino en el piso. Y ella allá arriba, subiendo por los aires hasta los techos de la Casa Rosada. Ojalá que lleve jeans, así no tiene frío y no se le ve la bombacha.

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