De cómo nos vemos cuando nos vamos y también cuando volvemos. Los que se quedaron dicen que somos los mismos pero no, estamos cambiados... Y ellos también. Reflexiones de una chica que volvió a su terruño pero que, sin embargo, sigue en tránsito perpetuo. En este espacio todo vale, menos quedarse quieto…

miércoles, 6 de abril de 2011

Barranquillera en casa

Ellos fueron los culpables de que Shakira entrara en mi casa.
El día que mi hermana, mi cuñado y mis dos sobrinos cruzaron la puerta de mi morada tarareando como autómatas: “Soy loca con mi tigre, loca, loca, loca”, yo vi que a Julia se le iluminaron los ojitos.
Y lo peor de todos es que la chingada colombiana ya está instalada y no se quiere ir.
Ojo, no es que yo sea xenofóbica (nadie menos que yo, por favor, ¡somos una familia policultural!), pero no la quiero en casa, me niego a convivir con ella, me rehúso a ver la ilusión de mi hija por la parda esta. No quiero, no, no, no….
Pero tengo las manos atadas.
Desde aquella tarde, Julia copió la tarareada de sus tíos y primos en su disco rígido. Era domingo y, para cuando ellos se fueron, ya la había olvidado. Piuf, respiré.
Sin embargo, volvió al otro día del jardín “reloaded” con Shakira. Y a la de “Loca” le agregó la de “Waka, Waka”, que bailan en los cumpleaños de peloteros.
Como sabe que no tenemos CDs de la colombiana en casa, pidió: “Mami poné en la compu las canciones de Shakira, dale, dale, dale, dale, dale”.
Puede ser agobiante cuando quiere. “Seguidora como perro de sulky”, como decimos en mi tierra. Entonces tecleé Youtube y esa fue MI perdición.
La chiquita se puso a bailar y cantar cual posesa. Sin parar. Se disfrazó, se perdió en el pasillo que va al baño y regresó –una y otra vez- con variadas coreografías.
"¿Por qué no te gusta Shakira, mami?", me pregunta. Le explico que prefiero otra música, le doy ejemplos, le canto, le muestro videos en Youtube (a ella también le gustan las canciones de María Elena Walsh y Luis Pescetti), la paseo por algo de rock –nacional e internacional- baila conmigo, todo está bien, pienso que se olvidó de Shakira por un rato hasta que:
“Bueno, ahora poné la de Waka-Waka otra vez, ¿dale?”, me ordena con extraordinaria simpatía.
A Alejo Bayote, el padre de la niña, tampoco le cae bien la colombiana y, directamente, se rehúsa a sintonizar el Youtube para que Julia baile. A mi me parte el alma porque ella lo mira y le dice: “Yo sé que no te gusta papi, pero ¿Viste qué bien baila Shakira?
¿Por qué nadie nos explicó que la paternidad traía consigo estas cosas tan complicadas?
¿Qué se hace, qué se dice?, ¡¿Dónde?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Cómo?!
Julia pregunta si Shakira existe realmente, cómo es, dónde vive, cómo aprendió a bailar y a cantar… Está fascinada con la barranquillera. Además le dice “Iakira”, en lugar de “Shakira”. Le pregunté porqué y me contestó: “Yo le digo así porque soy mexicana, mamá”.
Me pregunto ¿Quién soy yo para quitarle la ilusión a Julia?
Ella no sabe del pasado de Shakira, del romance con el cara de torta de De la Rúa, del bombardeo mediático del nuevo amorío con Piqué, de Shakira cantándole a los gringos en su idioma, moviendo las caderas como desquiciada creyendo así que –ilusamente- se es más latina.
No, Shakira, la cosa no es así, estás “epivocada” (como decía mi sobrino Mateo a los tres años). Tendrás muchos premios, te seguirá mucha gente pero eso no te hace mejor música ni mucho menos más latinoamericana. Lo que hacés hoy en día es un híbrido que a mi personalmente, como sudaca igual que vos, no me identifica en lo más mínimo. Y tampoco me gusta.
Ojo, debo confesar que por allá del año 2000 le regalé a mi hermana Sole “¿Dónde estás los ladrones?” y más de una vez bailamos juntas a tu ritmo, pero eso se terminó, ya pasó mucho agua debajo del puente y, cómo dice el tango: “Ya no sos mi margarita, todos te dicen Margot”.
¿Tiene que saber Julia, a los cinco años, todo esto? No, definitivamente no. Así que, muy a mi pesar y mientras ella lo pida, teclearé la dirección web de Youtube, escribiré en el buscador “Shakira” y disfrutaré emocionada de la energía desbordante de mi niña, al ritmo del Waka-Waka.

4 comentarios:

  1. le pido al cielo solo un deseo...que Yakira no saque más discos...

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  2. No depende de nosotras gorda, sino de los giles que la siguen... :(

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  3. nohablemos mas de iakira , la nena seguira bailando, los gustos no son geneticos, QUE LASTINA LA PUCHA! yo canto mejor que ella(en el baño obvio)

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  4. ¿Dónde están los ladrones?
    Que lindo cd!! Después se fue al pasto pobrecita y ahora tengo que escuchar al baboso de mi novio diciendome "las caderas no mienten" ("hits don't lie") o "loba" es de lo mejorcito de ahora. Dios! No tiene nada que sea "mejorcito" ahora!! Hace rato dejo de ser latina.
    No se le puede negar a Juli que se interese por la musica, pero de a poco hay que irle educando el oido, suerte con eso!! jajaja

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